Dado que los peruanos hemos decidido vivir en un régimen político democrático y republicano, la Constitución que debe regirnos es un asunto de gran importancia. No se trata de una urgencia inmediata, pero sí de una cuestión de trascendencia fundamental para la estabilidad política y la gobernabilidad del país en las próximas décadas. Por esta razón, consideramos relevante y positivo que el Foro del Acuerdo Nacional continúe trabajando el tema.
Cuando se plantean este tipo de asuntos, consideramos muy importante precisar algunas cuestiones centrales. La primera de ellas es que debemos dejar de lado la idea de que todas las materias que resultan sustanciales para ciertos sectores influyentes deben aparecer en el texto constitucional. Esta visión de las cosas es errónea desde su raíz.
En efecto, una carta política debe tratar asuntos centrales: deberes y derechos de las personas, poderes del Estado y las relaciones entre ellos, sistema electoral, criterios centrales de la descentralización, lineamientos muy genéricos del régimen económico, estados de excepción y sistema de partidos. La Constitución debe ser genérica y breve. Desde nuestra perspectiva, es un error la pretensión de colocar en la Carta Política todas las cuestiones que se consideran relevantes, pues cuando esto ocurre, la Constitución deviene pronto en obsoleta.
Por tanto, es necesario evitar que temáticas como el régimen de tenencia de la moneda extranjera, el ámbito de la actividad empresarial del Estado o asuntos de derecho penal, como la pena de muerte, figuren en el texto constitucional; en todo caso, deberían quedar a nivel de leyes orgánicas, códigos o leyes generales. Esto daría como resultado un texto breve y manejable.
Un aspecto central que atañe a la gobernabilidad del país es la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Es decir, resulta fundamental establecer mecanismos que permitan enfrentar un eventual conflicto entre poderes que, tradicionalmente en nuestra Patria, han terminado con golpes de Estado. Sería interesante pensar en mecanismos como el referéndum o la disolución del Legislativo y la convocatoria a nuevas elecciones para este poder, tal como lo estableció la Constitución de la Quinta República en Francia.
Más importante que nuestro punto de vista es el hecho sólido de que una reforma constitucional que pretende ser duradera debe basarse en un consenso social amplio que, a su vez, debe ser fruto de amplios debates entre todos los sectores que tienen interés en este sustancial asunto.
Fuente: El Peruano – EDITORIAL
Fecha: Sábado 4 de setiembre de 2004.